Aunque la salsa de tomate como tal no aparece hasta el siglo XVII, el ingrediente básico para su elaboración, el fruto de la tomatera, llegó a España como otros frutos de la mano de Hernán Cortés, quien la trajo de México. El tomate fue utilizado en primer lugar como planta ornamental y hasta mucho más tarde no se empezó a utilizar como alimento.
La producción industrial de tomate frito tuvo su origen en España, cuando, a mediados del siglo XX, se lanza al mercado la primera salsa con ese nombre
Tomate Frito
Índice
- Historia
- Tipología
- Información Nutricional
- Métodos de conservación
Ingredientes mas comunes
Tomate, aceite, hortalizas, sal y azúcar.
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Historia
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Tipología
El tomate frito es un producto que se elabora siempre con tomates naturales, bien sea en zumo, puré, pasta o concentrado. Los tomates son sometidos a un proceso de lavado, trituración, calentamiento y tamizado y una vez concentrados se fríen con cebolla, aceite vegetal y se les añade productos como sal, azúcares, espesantes, hortalizas u otros autorizados.
La salsa de tomate es ligeramente más áspera que otras salsas debido al grado de textura que permanece aún después del triturado de los tomates. Esta salsa presenta un sabor de tomate profundo, rico, sin rastro de amargor o acidez, y sin llegar a ser demasiado dulce. La salsa de tomate conserva los suaves aromas de las especias utilizadas en su elaboración. -
Información Nutricional
Los ingredientes fundamentales de la salsa de tomate frito son:
- Tomate. Para determinar la cantidad de tomate presente en la salsa de tomate frito se puede utilizar el grado BRIX total en el producto. Éste parámetro determina la cantidad de sólidos solubles presentes en la salsa y de ella deben restarse los sólidos solubles procedentes del azúcar y de la sal para obtener el valor de sólidos solubles procedentes del tomate. La Reglamentación Técnico Sanitaria establece un contenido mínimo del 25% de tomate en concentrado de tomate de 28/30 BRIX que, expresado según lo establecido en la Norma General de Etiquetado, significa la utilización de 139 gramos de tomate por cada 100 gramos de tomate frito.
- Aceite, Hortalizas, Sal y Azúcar (en pequeñas cantidades, como corrector de la acidez; de acuerdo con la Reglamentación el contenido en azúcar no puede superar el 5%).
Contenidos nutricionales:
- El aporte energético de la salsa de tomate frito se sitúa en un rango entre 41,5 y 74,3 kcal por 100 g, variando según las marcas y tipos de salsas. En cuanto al contenido en grasa, la normativa establece que el contenido de materia grasa extraíble debe situarse por encima del 3%
- Es importante destacar que la grasa que contiene la salsa de tomate frito se puede considerar una grasa saludable, puesto que procede de aceite de origen vegetal.
- Los contenidos en hidratos de carbono oscilan entre el 6,8% y 9,3% dependiendo de las diferentes marcas. En esta cifra quedan incluidos los azúcares, tanto la fructosa procedente del propio tomate, como los añadidos y las féculas.
- El contenido en proteínas del tomate frito es muy similar al del tomate natural, entre un 1% y un 2%.
- Además la salsa de tomate frito aporta vitamina C y ácido fólico. En la elaboración de la salsa de tomate frito, la legislación prohibe el uso de colorantes y conservadores.
El LICOPENO. El licopeno, que además de ser el colorante natural del tomate, constituye un poderoso antioxidante, presente en importantes cantidades en el mismo y cuyas propiedades pueden beneficiar de manera muy importante a nuestra salud.
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Métodos de conservación
Además de la constancia en el sabor, característica de la salsa de tomate frito elaborada de forma industrial, cabe resaltar que el producto puede almacenarse durante varios años. Una vez abierto, se puede conservar en el frigorífico durante algunos días (preferentemente no más de 48 horas).